Re-escribir-me
Si me permiten la
siguiente autoconcesión, voy a comenzar esta entrada con una infidencia, por
cierto muy poco comprometedora: tengo una suerte de fobia a caer en lugares
comunes. No obstante (y por supuesto), no paro de hacerlo. Pero, ¿qué más da? Si
decir es repetir, a menos que se transforme en acto al emerger de la
experiencia. Pero, paradójicamente, creer que la experiencia es del orden de lo
transmisible es una trampa encantadora en la que no estamos dispuestos a dejar
de caer. Tal vez en esa fe irracional en la capacidad de decir lo indecible, de
transmitir lo intransmisible, se sostengan las culturas. Entonces, como dice
Julio: “lo mejor es dejarse de pudores y contar, porque al fin y al cabo nadie
se avergüenza de respirar o de ponerse los zapatos; son cosas que se hacen, y
cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al
respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que contar lo que pasa,
contarlo a los muchachos de la oficina o al médico. Ay, doctor, cada vez que
respiro... Siempre contarlo, siempre quitarse esa cosquilla molesta del
estómago.” Sea como fuere, acá estoy. Dada a contar. Escribiendo en un blog por
primera vez. Narrando. Para mis compañeros, para mis tutores, para mí.
Cuando los docentes
explicitaron la consigna de realizar el portafolio en el formato de un blog, la
propuesta me resultó un tanto aterradora. No sólo porque significaba dedicar a
la tarea un tiempo del que casi nunca dispongo, o porque no tenía la menor idea
de cómo hacer un blog (empresa finalmente mucho más difícil de lo que esperaba),
sino porque en mi fantasía implicaba quedar al descubierto. Los profesores nos
habilitaron a usar la creatividad y nuestros talentos para pensar entradas de
diversos formatos, aprovechando el abanico de posibilidades que nos brinda el
soporte (por ejemplo el formato audiovisual). Aunque, en lo que a mí respecta,
un blog es y será sinónimo de escritura desde los 2000 hasta el fin de los
tiempos (o hasta que internet los vea desvanecerse producto de su propia obsolescencia).
Además, escribir es algo que me entusiasma y aprovecho para hacer cada vez que
se me concede la oportunidad. Pero (y es un pero de los grandes) una cosa es
escribir y otra es escribir acerca de mí. No me gusta hablar de mí. Por algo
soy psicóloga. Me gusta escuchar, me gusta leer, me gusta hablar de cosas. Me gusta
narrar, pero tratando de aparecer lo menos posible en escena. Claro que el narrador
es parte de la historia, su voz imprime un sello y de alguna manera la hace
suya. Seguro que mi estilo habla de mí tanto como lo que elijo contar y lo que
callo. En algún punto toda escritura es, por decirlo de algún modo,
autobiográfica. Pero (ídem anterior) admitámoslo, hablar de lo que sentimos, de
las propias ansiedades, temores, frustraciones y satisfacciones, eso tiene otro color.
Así fue que en las primeras entradas de este blog sostuve una distancia considerable, razonable y pudorosa entre el acto de contar y el objeto del relato. Hablé del proceso de enseñanza aprendizaje sirviéndome de una analogía con una hoja en blanco, hable de la docencia como una profesión imposible según Freud, también de algunas ideas de Jorge Larrosa sobre la experiencia. Pero de a poco, casi sin notarlo me fui implicando. Fue sutil a la vez que movilizante, como todo el proceso vivido a lo largo del año. Estimo que poner tanto el cuerpo en las clases, en las prácticas, en los talleres, en las jornadas, tuvo efectos profundos que se tradujeron en un modo diferente de escritura. El plural de modestia viró a una contundente primera persona, no necesariamente menos humilde pero sí menos hipócrita. No hay experiencia en plural. Incluso los actos colectivos atraviesan a cada quien de un modo único.
Así fue que en las primeras entradas de este blog sostuve una distancia considerable, razonable y pudorosa entre el acto de contar y el objeto del relato. Hablé del proceso de enseñanza aprendizaje sirviéndome de una analogía con una hoja en blanco, hable de la docencia como una profesión imposible según Freud, también de algunas ideas de Jorge Larrosa sobre la experiencia. Pero de a poco, casi sin notarlo me fui implicando. Fue sutil a la vez que movilizante, como todo el proceso vivido a lo largo del año. Estimo que poner tanto el cuerpo en las clases, en las prácticas, en los talleres, en las jornadas, tuvo efectos profundos que se tradujeron en un modo diferente de escritura. El plural de modestia viró a una contundente primera persona, no necesariamente menos humilde pero sí menos hipócrita. No hay experiencia en plural. Incluso los actos colectivos atraviesan a cada quien de un modo único.
Pude
comprender que ese esfuerzo por transmitir lo intransmisible no es un
movimiento vano. Muy al contrario, es necesario y urgente. Nadie sabe cómo hay
que contarlo pero hay que hacerlo, hay que darse entera a la tarea de construir
relatos que nos enlacen. Y cuando digo “nos” me refiero a los docentes actuales
y futuros, tan acostumbrados a una soledad empobrecedora de la labor.
Contarnos, socializarnos, donarnos, brindarnos. Ese plural, el que se construye
con la suma de las experiencias compartidas, sí tiene y hace sentido.
Esta es para mí la razón
de ser del blogfolio y el mayor aprendizaje significativo del que me pude
apropiar a lo largo del proceso de su construcción.
Que lindo fue leerte y conocerte. Conocerte y luego leerte. ¡Se disfruta!
ResponderBorrarNo obstante, para mi, Dani es la compa de rulos perfectos que se comió el mejor sandwich del planeta frente a todos y sin convidar JAJAJAJA (no puedo olvidar ese momento).
Qué placer leerte! Ponés palabras a lo que muches sentimos y vivenciamos y quizás nos resulta más difícil expresar. Gracias por hacer lazo con tus relatos.
ResponderBorrarA lo largo de nuestra carrera nos formaron para poder sostener "distancias" que nos permitieran trabajar con otres, pero a su vez esa distancia no se da sin la propia implicación que también es necesario intentar revisar, conocer, contar. Qué bueno que en el blogfolio hayas encontrado una vía para contar-te y brindar-te a este plural del que formamos parte, para transitar y construir las experiencias de este año.