"El espejo tiene dos caras": notas desde la perspectiva del quehacer docente
Gregory es un profesor de álgebra de la
Universidad de Columbia. A sus cuarenta y tantos, cuando acaba de publicar un
libro que le llevó nada menos que 14 años escribir (debido al exceso de tiempo
desperdiciado en enredos sexoafectivos, según su propia hipótesis), Gregory
concluye que lo que necesita en su vida es un vínculo amoroso de compañerismo y
respeto, pero excento de sexo y atracción física. Es por eso que toma la
determinación de publicar un anuncio en el que especifica que busca una mujer
mayor de 35 años, con un doctorado y aclara que la apariencia no le resulta
importante. Es así que da con Rose, una profesora de literatura inglesa de la
misma Universidad. Es la hermana de Rose, Hanna, quien responde el anuncio de
Gregory, sin que la protagonista se entere. Y así comienza el nudo, cuando
Gregory decide observar una clase de Rose para conocerla. Asiste a su
multitudinaria clase en el auditorio del departamento de literatura y queda
deslumbrado por el modo en que la docente dicta la asignatura, pero también por
su exposición, que trata precisamente del "amor cortés" y su relación
y diferencias con el amor romántico. Resulta que Gregory presencia un pequeño
momento de la clase, en que Rose presenta algunas ideas a favor del amor
cortés. Se retira, entonces, creyendo que comparten pareceres con respecto a
las relaciones, a saber: que el sexo, la pasión, la atracción física y el
romanticismo son palos en la rueda del carro de una pareja estable y bien
consolidada y atentan contra el bienestar personal. Lo que Gregory no sabe,
porque se perdió el final de la clase, es que Rose es en el fondo una romántica
que simplemente ha tenido un poco de mala suerte. La acción comienza, entonces,
cuando el matemático la llama para concretar una cita con la excusa de necesitar
ayuda con sus clases, puntualmente para lograr captar la atención de sus
alumnos y que no abandonen la clase apenas comenzó. Y aunque su verdadera
intención es otra, el encuentro con Rose efectivamente conmueve, entre otras
cosas, sus modos de ser docente.
Hasta acá la reseña. Decir más sería
spoilear, así que mi ética me obliga a detenerme suponiendo que queda alguien
vivo que no haya visto aún esta joya de los 90 (y que tenga, extrañamente, la
intención de hacerlo en algún momento).
Análisis:
A lo largo del film, es posible ver dos
“estilos” docentes completamente diferentes. En un primer momento podemos
llegar a considerar que los protagonistas ejercen la completud de su rol
de manera totalmente antagónica, pero si lo analizamos en profundidad,
llegaremos a la conclusión de que la diferencia es más sutil. Aun así, los
efectos que ambos modos de enseñanza provocan, son prácticamente opuestos.
Desglosando punto por punto, resulta imposible tomar cada uno de los
componentes de la programación, dado que en la película no se nos brinda esa
información. Los propósitos, objetivos y selección de contenidos no podemos más
que imaginarlos. Pero sí contamos con datos acerca de los tipos de estrategias
docentes que estos profesores utilizan en sus clases. En ambos casos son
estrategias de tipo directo (dado que hay justamente una conducción
directa por parte del docente que está transmitiendo sus conocimientos). Nos
estamos refiriendo, específicamente, a la exposición. Pero antes de
continuar el análisis, definiremos brevemente a las estrategias como
las “actividades didácticas que un docente implementa a los fines de
promover el compromiso de sus alumnos en la realización de aquellas actividades
necesarias para aprender los contenidos seleccionados, o sea para que se
efectúe el proceso de aprendizaje de los alumnos” (filminas de teóricos, 2018).
Algo interesante acerca de las estrategias es que no son únicamente medios para
enseñar contenidos, sino que pueden convertirse a su vez en contenidos dentro
del proceso educativo. “En la selección, organización y puesta en práctica de
estas estrategias se están enseñando contenidos que muchas veces no están
explicitados en las planificaciones” (ibídem), como por ejemplo,
modos de ser y hacer, ideas acerca de qué corpus de conocimiento es valioso transmitir y de qué manera,
etc.
Volviendo a la película, diremos que Rose, a pesar
de dictar su clase en un auditorio enorme repleto de alumnos sentados, parados
e incluso ubicados por fuera del aula, se esfuerza en que su exposición sea
dialogada. Se dirige a los alumnos, les realiza preguntas, tiene en cuenta sus
opiniones, ¡sabe sus nombres! Gregory, en cambio, realiza una exposición de
tipo clásico, donde presenta un tema sin hacer partícipes a sus alumnos, e
incluso sin mirarlos, dado que permanece la mayor parte de la clase de espaldas
a ellos, escribiendo en el pizarrón. Luego, en una brevísima escena,
podemos presenciar el clima durante una evaluación de álgebra, donde reina el
silencio y los rostros de hastío y la única intervención del profesor consiste
en ir escribiendo en el pizarrón los minutos que restan para finalizar el
examen. En el caso de Rose, no está especificado el modo en que evalúa, pero a
partir del modo en que dicta su clase, las preguntas que realiza a los alumnos
y la relación que tiene con ellos, podemos intuir una evaluación más del tipo
formativa y progresiva (Anijovich y Cappelletti, 2016).
En definitiva, lo que se busca resaltar es
que, aunque las estrategias de ambos son similares, a saber, centradas en
la exposición de uno o varios contenidos por parte de un docente que porta el
conocimiento, Rose logra captar la atención de sus alumnos y motivar su
participación, algo que Greg no consigue. Podemos pensar que esto sucede por
varios motivos. Por un lado, probablemente por una cuestión de estilo y de
competencias con las que cada uno cuenta (Sanz de Acedo Lizarraga, 2010). El
lenguaje corporal de Rose, su tono de voz, el modo en que hace partícipes a los
alumnos de su exposición, invitándolos a problematizar y hacerse preguntas, el
hecho de llamarlos por su nombre e interesarse por lo que piensan. También la
habilidad para la transposición didáctica (Chevallard, 2005), siendo capaz de
relacionar los contenidos referidos al amor cortés en la literatura inglesa con
la cuestión del amor en la actualidad, incluso utilizando como ejemplo sus
propias vivencias personales. Por último, su éxito como enseñante tiene también
que ver con las particularidades de la enseñanza y el aprendizaje en el
nivel superior, es decir, de la educación a adultos (y la concordancia entre su
estilo y sus decisiones didácticas con estas características). Según la
andragogía, como la disciplina que se encarga de estudiar las especificidades
de los modos de aprender de los adultos, los sujetos del nivel superior se
caracterizan por ser actores activos de su aprendizaje. Es, de esta manera,
menester que el docente actúe como un guía que convoque e invite a participar a
sus alumnos de la clase, que los consulte en las decisiones, que arme junto a
ellos un contrato pedagógico, que evite
infantilizarlos. El aprendizaje de los adultos es principalmente un aprendizaje
cooperativo, con una autoridad compartida (Lindeman, 1926) dado que todos los
participantes cuentan con un amplio background cultural y
experiencial previo (Zabalza, 2007) producto de su edad y su tránsito por
todas los niveles educativo previos, condición que es preciso tener siempre en
cuenta y en lo posible explotar. Rose genera las condiciones para que el
aprendizaje tenga lugar en un contexto de intercambio conversacional con otros
en donde las ideas circulen, se pongan a prueba, se complejicen o se contrasten
(ibidem). Es ejemplo de lo expuesto la escena donde la profesora pregunta a
todo el auditorio: ¿por qué la gente quiere enamorarse cuando puede ser
tan corto y devastadoramente doloroso?, la que considera como pregunta final en
el asunto de amor romántico e invita a los alumnos a responder. Los escucha con
atención, toma todas las respuestas como válidas y luego concluye con una frase
del sentido común (“porque, mientras dura, se siente terriblemente bien”) que
toma la experiencia más subjetiva e íntima como un saber al que otorga el mismo
peso que al conocimiento universitario, que cataloga como “demasiado intelectual”.
Gregory, en la otra esquina, no tiene un trato cercano ni personal con los
alumnos, al contrario, la mayor parte de la clase les da la espalda mientras
escribe en el pizarrón. El modo en que dicta la clase, le dice Rose en una de
sus citas, remite a la imagen de una fiesta en la que él es el único invitado.
Disfruta de enseñar, de transmitir a los jóvenes conocimientos acerca de la
disciplina que ama, pero se olvida de algo central que tiene que ver con la
obviedad de que no hay enseñanza si no se producen aprendizajes. Esto quiere
decir, que el enseñar es inevitablemente un acto colectivo, dado que depende de
la presencia (en sentido fuerte: “estar” en un momento y lugar con los cinco
sentidos a disposición de la experiencia) de al menos dos personas. Una
situación de enseñanza-aprendizaje es un encuentro de sujetos activos, que no
se produce si el docente borra al alumno, desentendiéndose de sus
intereses y necesidades. Gregory no es capaz de armar lazo, está perdido en un
radical autoerotismo que lo lleva a negar al otro, sean sus alumnos o sus
lectores, dando clases pésimas y escribiendo libros incomprensibles. El diálogo
solo tiene lugar entre él y su preciado objeto de conocimiento.
Habiendo agotado la cuestión de la planificación y más
precisamente las estrategias, podemos hacer un breve comentario con respecto a
dos nociones centrales en nuestro recorrido por la formación docente, estos
son: observación y entrevista. Ocurre que Gregory asiste en calidad de
observador a una concurrida clase de Rose. Diremos acerca de esa observación,
que es incorrecta, dado que Greg antepone sus propios prejuicios y, de esta
manera, se encuentra exactamente con lo que estaba esperando. Es imparcial y
nada neutral y por eso se queda con una noción errónea acerca de las ideas de
la docente. Durante una observación es imprescindible ser flexible, empático y
evitar emitir juicios a modo de interpretación de lo observado. Es necesario
contar con una idea de lo que se pretende observar, que direccione la
observación (dado que de otra manera el contenido a observar se tornaría
inabarcable), pero esta idea directriz no debe cegarnos a tal punto de
impedirnos registrar información valiosa (Banno, Stefano, 2006). Si Gregory
hubiera realizado una observación correcta, hubiera sido capaz de identificar
que Rose tenía ideas distintas a las suyas acerca del amor romántico. Pero lo que
Gregory sí fue capaz de observar, fue que los modos de enseñar de la docente de
literatura producían en sus estudiantes efectos de los que él claramente no era
capaz. Sus alumnos mostraban un claro desinterés acerca de los contenidos de su
asignatura, que el profesor Greg atribuye a los contenidos en sí,
aislándolos de la tríada didáctica (Ferry, 1989) de la que son parte
(constructo que propone que en las situaciones de enseñanza aprendizaje, para
que los aprendizajes significativos tengan lugar, debe darse una relación
dialéctica entre tres componentes: los contenidos o conocimiento, los alumnos y
el docente). Luego de esa observación, Gregory se contacta con Rose y la cita
para hacerle algunas preguntas acerca de su labor docente. En esa cena tiene lugar
lo que podríamos llamar una entrevista semidirigida, en la que le pregunta
entre otras cosas, cómo hace para que los alumnos no se retiren de su clase
permanezcan entusiasmados hasta el final. Luego de esta primera entrevista,
Rose se ofrece a observar una clase de Greg, la cual le resulta tan aburrida
que se queda dormida. Al finalizar, le propone que le dé una microclase para poder
observar sus fortalezas y debilidades y así darle las recomendaciones más
adecuadas. La conclusión de Rose es que Greg debería poder contar una historia
en sus clases, armar una narración y compartirla con sus alumnos. Es gracias al
encuentro con esta otra mirada que Gregory consigue comprender que el problema
no está en los contenidos de la asignatura (que probablemente ni siquiera sea
él quien se ocupe de su selección), sino en el modo de transmitirlos. Se
propone realizar sus exposiciones apelando a ejemplos y situaciones
significativas para los alumnos. Como las trayectorias de la pelota en un
juego de baseboll que luego usa (también gracias a
Rose) para ilustrar una exposición sobre ecuaciones de velocidad, convocando a
los alumnos y captando su atención. Durante la formación docente, la
observación de clases, las entrevistas a docentes y las microclases cumplen un
rol esencial dado que propician un aprendizaje de tipo “ensayo y error” en un
ámbito de seguridad y confianza conformado por los propios colegas ya sea
experimentados o en formación.
En conclusión, los puntos centrales para
reflexionar acerca de la práctica docente en relación a la historia de estos
dos profesores, tienen que ver con la importancia de poner en un primer plano
las características y vicisitudes de los sujetos del nivel en cuestión, dado
que eso nos servirá de guía a la hora de tomar decisiones. Por otro lado, la
capacidad de seleccionar estrategias que sean compatibles con el tipo de
contenido que vamos a trabajar, con nuestro propio estilo docente (para que
podamos sentirnos cómodos y a gusto en el rol) y a la vez con las
características del grupo clase. Y por último, lo necesario del esfuerzo por
propiciar aprendizajes significativos, dado que serán aquellos que perduren en
el tiempo por haber producido un verdadero cambio cognitivo (Ausubel, Novak y
Hanesian, 2009). Para lograrlo, es necesario, tal como hace Rose (y más tarde
también Gregory), tener en cuenta los conocimientos previos de los alumnos,
proponer actividades que despierten el interés, explicar mediante ejemplos y
sobre todo dar lugar y valor a la palabra de los estudiantes.
Que buena idea compartir el trabajo de teórico. Como también tuve que hacerlo pude ver las coincidencias en algunas cuestiones y algunas cosas que tomaste desde otro lugar, y me permite aprender de tu mirada ¡Muchas gracias!
ResponderBorrar